karnevi · review computeremuzone
A finales de los ochenta, se puso de moda un grupo de tortugas mutantes chistosas, expertas en diversas disciplinas de lucha, con nombres de artistas italianos del renacimiento. De hecho, nunca han dejado de estar en primera línea, pero en aquella época fue el boom.
Konami se hizo con los derechos y publicó un juego para NES (un auténtico exitazo) y PC en el que tenías que rescatar a April en un recorrido que te llevaba por las cloacas de la ciudad.
Image Works (Mirrorsoft) se hizo con los derechos para convertir el juego a los ordenadores domésticos europeos, lanzando versiones para los principales sistemas. El MSX, como solía ser habitual en esos tiempos, se quedó en un principio sin su versión, pero las distribuidoras españolas estaban siempre al quite en estos casos, y si un juego auguraba un elevado número de ventas, se recurría a los conversores habituales para que una versión portada directamente del Spectrum, en unos pocos días de trabajo, estuviese disponible.
Hay que decir que la versión original era una pasada técnica: gráficos supercoloridos sin mezcla de colores, doble scroll, rápido y jugable. Tan solo flaqueaba algo en el apartado sonoro, quizá porque no tenían más memoria con la que trabajar, y es que si mi oído no me falla, la música (que apenas suena al final del discurso del malo maloso) es de 48k, sin que se haga uso del incorporado en los ordenadores de 128k. En eso contrasta con la de Amstrad CPC, que sí utiliza adecuadamente su chip dedicado, si bien tampoco hay música durante el juego.
¿Y qué tal está la versión MSX? Pues un poco lo de siempre: es tan colorida como la de Spectrum, pero con un uso del color distante de los cánones de belleza utilizados en MSX, carece de música en cualquier parte del juego y es más lento que el original.
La conclusión es la misma que en otras ocasiones: las conversiones directas a este ordenador fueron la tónica habitual (y única, salvando los tiempos más tempranos), y el usuario ya estaba acostumbrado a este tipo de afrentas, por lo que no era una sorpresa cuando lo cargaba... Era una pena, pero no una sorpresa.
Agradecimientos:
Fabio Albergaria (mapa)
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