Jugar a un juego de Karoshi Corp. es como volver treinta años atrás en el tiempo y vivir la magia de desprecintar un nuevo cartucho de MSX con la ilusión de un niño de 12 años. O debe de serlo, pues nunca tuve la fortuna de tener uno, pero sí podía ver cómo mis amigos alucinaban con los juegos específicos para su sistema.

Todo el encanto gráfico y sonoro de aquellos tiempos lo tiene este Malaika Prehistoric Quest, un precioso trabajo de Jon Cortázar que no había visto hasta hoy -y tiene delito, que ya ha llovido desde que se lanzó para la MSXdev'06-.

Tiempo después lanzaría otro juego con la misma protagonista, ya bajo el sello RELEVO, que también tendrá cumplida reseña en esta página.